Datos personales

Es una asociación-Sociocultural que nace para difundir y recopilar la Historia de Tarifa.Esta la hacemos entre todos. Nuestra dirección es: baluarte-tarifa@hotmail.com Estamos trabajando en una página oficial para Baluarte. De momento este es un blog vinculadO a ella y con artíiculos firmados personalmente.

lunes, 31 de agosto de 2009

PREGONES CALLEJEROS


Quiero dejar constancia de los tradicionales Pregones callejeros que, durante años, se pudieron escuchar por las calles deTarifa y que, sin duda, constituían todo un tratado publicitario que invitaba a quienes los escuchaban a salir al encuentro del vendedor ambulante para adquirir su mercancía, especialmente en el caso de los niños aquellas "palomitas Tarifeñass, que ricas y que buenas" o también las "arropías" que tanto gustaban...
Y es que en todas partes y en especial en nuestra tierra, esta forma de anunciar una mercancía o producto fue costumbre habitual que, por desgracia, con el paso del tiempo se ha ido perdiendo para no volver, aunque tan solo haya transcurrido poco más de cincuenta años desde que todavía discurrieran por la ciudad, los lateros - o lañadores - que arreglaban lebrillos, barreños y baños de metal, los escardadores de lana o el velonero con sus célebres velones de Lucena.
Todavía, sin duda, permanecen vivos en la memoria aquellos pregones como "Chinas y cañadú, las llevo", del vendedor de naranjas, "Búcaros finos de la Rambla", que anunciaba aquel vendedor junto a su borriquillo cargado de botijos, cántaros y demás cacharros de barro, el grito del "Pescaero" que ofrecía por las casas sus sardinas, boquerones, atún de Tarifa y otros frutos de la mar recién pescados, de forma ambulante aunque esta práctica estuviera prohibida, el del "Botellero" que recogía envases vacíos, abonando una perra gorda por ellos o aquel otro del vendedor de pescado que se anunciaba de tan original manera: "¡ niña, de la bahía de Trebujenz! , que recordara en su día Juan de la Plata en un delicioso artículo sobre este mismo asunto en las páginas de "Diario de Jerez", mostrando su lógica extrañeza por lo "de la bahía de Trebujena", donde que se sepa el único agua que discurre es la del río Guadalquivir...
Entrañables, emotivos, estos anuncios callejeros que se podían escuchar hace ya bastantes años y que con el paso del tiempo, la llegada ¿del progreso?, las prisas y el mar-ke-tín, como diría el castizo, han pasado a ese rincón de la memoria en que suelen conservarse - como un tesoro - todas aquellas cosas valiosas que forman parte inseparable de nuestra vida.
Por: Fran Terán

OFICIOS TARIFEÑOS: EL CARBONERO

Dejando de un lado las vitro cerámicas modernas en las cocinas, recordemos que antes se cocinaba con carbón. Se recuerda aun el carretón del carbonero que recorría el pueblo y la mula que iba parando en cada casa que les compraba cinco o diez perras de carbón, pues ya sabía bien quién era cliente y quién no. A veces las madres nos decía, "Dile que te echen un poco de cisco" (la boronilla del carbón desmenuzado, que se colocaba sobre periódicos y debajo de los carbones antes de rociarlos con alcohol para empezar el fuego con más rapidez). El sabor de los bistecs en la parrilla era exquisito, más nunca he sentido el olor cuando se estaban cocinando y el humito cuando caía en el fuego el jugo de la carne, adobada con limón o naranja agria, sal y ajo. El carbonero desarrollaba un trabajo muy duro bajo situaciones meteorológicas de todo tipo. Durante la elaboración del carbón no había tiempo para el descanso ni el sueño. Tanto de día como de noche el carbonero debía controlar varias hoyas que se encontraban en diferentes fases del proceso, lo que exigía una vigilancia continua. El aspecto del carbonero era casi fantasmagórico, con la cara oscurecida por el carbón y las ropas rasgadas por la maleza. Este duro oficio, antaño se hizo muy popular, y de él dependía casi toda la economía de algunos pueblos. Requería de los que la practicaban constancia, fuerza y un buen conocimiento de los bosques, de la sierra; una sabiduría heredada. Ya en las ciudades A hombros con su carga de carbón de leña, carbón de piedra, picón, cisco, etc.. siempre tiznado. El carbonero iba descargando el carbón para venderlo en la carbonería. A los clientes le esperaba el “calentito”, que era el pequeño brasero que se ponía debajo de las mesa camilla, cubierta con el acogedor mantel. Fuente: Francisco Javier Terán Reyes: "El Carbonero"
VEAN Y ESCUCHEN...

viernes, 28 de agosto de 2009

ERAN OTROS TIEMPOS

Con este nuevo proyecto pretendo captar la verdadera esencia de la historia pequeña. Vean y escuchen.

SUCESOS CURIOSOS EN TARIFA


Con esta nueva sección me dispongo a tirar de hemerotecas de prensa antigua, donde se recogen sucesos extraños olvidados que sin duda es parte pequeña de nuestra historia.



SOLDADO MUERTO EN UNA EXPLOSIÓN
Esto ocurrió en Tarifa un Lunes 17 de Marzo de 1969.

— Un soldado ha resultado muerto y otros tres heridos al estallarles una espoleta que habían encontrado en la playa y que trasladaron al dormitorio de su unidad. Cuando manipulaban el artefacto éste cayó al suelo produciendo una explosión.Resultó con graves heridas Luis Pérez García, que falleció a consecuencia de las mismas en el Hospital de Tarifa. Los tres soldados heridos, Juan Pulido Gutiérrez, José Santos Gallego y Manuel Peña, fueron trasladados en ambulancias al Hospital Militar de Algeciras,en el que quedaron internados para recibir asistencia. — Cifra.
Investigador: por Francisco Javier Terán reyes
La vanguardia Española Edición del martes, 18 febrero 1969, página 8.

ACCIDENTE MORTAL
Lunes Tarifa, 27 Agosto de 1958 —
Ün muerto y quince heridos han resultado esta tarde en un accidente ocurrido en el kilómetro 71, de la carretera de Cádiz, a 12 kilómetros de Tarifa, cuando un camión matrícula ET,que se dirigía a esta población conduciendo soldados de Transmisiones, que regresaban del tendido de una línea, ai llegar a una curva» para evitar el choque
con un turismo extranjero que iba en dirección contraria, por efectos del viraje se salió de la carretera, volcando aparatosamente.
Resultó muerto el paisano Manuel Díaz, de 55 años, natural de Barbate y herido menos grave el soldado Antonio Porres García. Los demás sufrieron heridas leves. Todos fueron asistidos en el hospital de Tarifa.

miércoles, 26 de agosto de 2009

BREVE HISTORIA DE TARIFA


El Estrecho de Gibraltar, por entonces más frontera que nunca, se fue plagando de piratas berberiscos que hacían frecuentes desembarcos en las costas tarifeñas; robando y secuestrando a los pobres campesinos que se arriesgaban a vivir lejos de la seguridad de las murallas. Numerosos pueblos de la costa andaluza fueron abandonados por temor a las incursiones de los piratas; no obstante, los tarifeños no se amilanaron. La milicia popular estaba siempre presta a acudir allí donde se hubiese producido un desembarco de moros. Lo más frecuente era que los musulmanes se convirtieran de cazadores en cazados. Tal fue la fama de los tarifeños de antaño que la ciudad fue conocida como «Tarifa la Guerrera».

Conquistado el reino de Granada por los cristianos, Tarifa dejó de ser población fronteriza pero nuevos peligros le acechaban. Las nuevas potencias europeas dirigieron su interés hacia el Estrecho, tratando con ello de controlar la comunicación entre el Mediterráneo y el Atlántico.

La guerra de la Independencia contra el agresor napoleónico tuvo, en Tarifa, un glorioso episodio. Los franceses necesitaban dominar Tarifa para, desde su puerto, hostigar a los barcos británicos y conseguir el suministro alimenticio desde Marruecos. En previsión del movimiento francés, las tropas españolas estaban acuarteladas en Tarifa, ayudadas por un destacamento inglés. Los franceses sitiaron la ciudad a principios del año 1812 con más de doce mil hombres. Tras abrir una brecha en las murallas intentaron el asalto. El resultado fue la muerte de más de quinientos soldados franceses y la huída de los sitiadores que, a pesar del numeroso y bien pertrechado ejército que tenían, no pudieron conquistar la estratégica plaza de Tarifa.

Otro episodio de gran significación política se produjo en Tarifa en el año 1824. Numerosos liberales españoles se habían exiliado en Gibraltar, huyendo de la represión de Fernando VII. Un grupo de ellos, al mando del coronel Valdés, se lanzó a una arriesgada operación militar. Embarcados en un falucho se dirigieron a las playas de Tarifa, sorprendiendo a la guarnición realista. Dueños los rebeldes de la plaza tarifeña, hicieron un llamamiento a todos los liberales españoles, proponiéndoles un levantamiento generalizado contra el rey absolutista.
El gobierno de la nación era consciente de la importancia del golpe de mano que se estaba desarrollando. De inmediato envió a Tarifa un numeroso ejército al que se unieron las fuerzas francesas que apoyaban a Fernando VII. Tarifa, una vez más, fue sitiada y sus murallas volvieron a prestar su servicio. Durante 17 días los liberales lograron repeler los repetidos ataques de los realistas, pero la enorme desigualdad de fuerzas obligó a los rebeldes a huir hacia Tánger. Acto seguido, se efectuó una durísima represión, con juicios sumarísimos y fusilamientos de decenas de liberales, entre ellos 33 tarifeños que se habían unido a los rebeldes.
Durante el resto del siglo XIX y en casi todo el siglo XX, la vida en Tarifa transcurrió lánguidamente, sin sobresaltos. La ciudad se quedó más y más aislada. Sin puerto ni ferrocarril y con malísimos caminos, se convirtió en una rareza, visitada con frecuencia por los «viajeros románticos».
El aislamiento registrado fue de tal magnitud, que las tarifeñas usaron hasta bien entrado el siglo XX, la vestimenta llamada de manto y saya o a «la moruna». Iban con todo el cuerpo cubierto, incluida la cabeza, dejando sólo una pequeña abertura por donde asomaban los ojos.

Tarifa fue y sigue siendo un lugar estratégico para la defensa nacional. Este servicio de Tarifa se vio exagerado después de la Guerra Civil, donde el estamento militar daba carácter a la ciudad; sus calles eran recorridas a diario por centenares de soldados que hacían su servicio militar.

El azote del viento de levante había impedido el desarrollo turístico durante los años sesenta del siglo pasado. Pero ante la sorpresa de los tarifeños, surgió a final de los años ochenta un turismo singular: el de los amantes del windsurf, que necesitaban para la práctica de su deporte el viento; ¡cuanto más, mejor!
En pocos años Tarifa se convirtió en lo que hoy es, una población eminentemente turística, que ofrece al visitante todos los servicios que pueda necesitar. Hoteles, campings, restaurantes, bares, tiendas,... hacen la estancia agradable. Pero una cosa no puede olvidar el que viene a Tarifa: disfrutar de su patrimonio histórico y artístico. Así conocerá lo que ha sido Tarifa y la idiosincrasia de este pueblo. Para eso está escrito esta información, para que sirva de guía al visitante ávido de conocer las entrañas de la Tarifa histórica y monumental. Está preparado para una lectura rápida, pero al final de cada epígrafe ponemos alguna referencia para ampliar conocimientos. Si no encuentra estos libros en el mercado, acuda al Fondo Local de la Biblioteca Municipal, allí hallará amplia información. Para más datos complementarios puede dirigirse a la Oficina Municipal de Turismo (teléfono 956 68 09 93).
Para saber más: Revista de Estudios Tarifeños «Aljaranda», publicación que edita el Excmo. Ayuntamiento de Tarifa. Todos sus números pueden consultarse en el enlace superior , o bien solicitando a la Concejalía de Cultura el CD-rom con todas las revistas publicadas o los ejemplares impresos que le interesen. Entre los libros de carácter general citaremos: José Armengol Triviño, Tarifa en la historia, Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Tarifa, 1998; Francisco Javier Criado Atalaya, Breve historia de Tarifa, 1999.
fUENTE: aYUNTAMIENTO DE tARIFA

miércoles, 12 de agosto de 2009

CABILDO: PROPUESTA DE DOS LLAVES PARA LA CARNICERIA

El 3 de enero de 1809, reunido el consejo,
justicia y regimiento de la ciudad de Tarifa,
siendo presidente el gobernador militar
y político, el teniente coronel Manuel
Dabán y Urrutia, se trató entre otras cosas,
asuntos versados sobre la picaresca de entonces.
Concretamente una propuesta que transcurría
sobre la sospecha de introducir carne en
mal estado o un sospechoso fraude de sisa del
género. Para ello se acordó la consiguiente medida
de tener dos llaves para la carnicería, una
en posesión del carnicero y la otra en manos de
un responsable. Esta medida, se había conocido
en otra época en la ciudad.
Así en dicho cabildo se decía que
[“El señor don Fernando de Villanueva,
Síndico Personero del Común, expuso que
siempre había conocido en las puertas de la
carnicería dos llaves, o candados, que la una
la tenía el carnicero y la otra el Regidor de
mes, con lo que se evitaba el fraude que podría
cometer el carnicero introduciendo carnes insalubres.”].
De esta manera, el señor síndico intentaba
contribuir en su justa medida al buen
desarrollo de la salubridad en la ciudad, librándola
de malhechores y pícaros.
“Y la ciudad dijo que le parecía bien la
propuesta del caballero Síndico y que tratase
este particular con el Regidor Diputado de
mes.”
Fuente: Archivo Municipal de Tarifa. Actas de
Cabildo. Sesión del 3 de Enero de 1809. Tomo
44. (1807-1809). p.2
Traducido por: FRANCISCO JAVIER TERAN REYES

jueves, 6 de agosto de 2009

OFICIOS TARIFEÑOS:EL LECHERO


Aun se recuerda esos Lecheros por Tarifa que te traian la leche hervida en una lechera antigua e iban a la puerta de tu casa. Esos Escribanos, que buenos oficios.
En esta foto se ve el oficio: Algunos de antes, para poderse ganar unas perrillas extras, bautizaban la leche con agua, pero ésta no era del todo bendita, sino pícara.